¿Qué quieres de mí Jesús?

En los momentos mês difíciles, en aquellos en los cuales pareciera que Dios te ha dado la espalda, sólo debe uno preguntar:
"¿Qué quieres Señor de mí?

Estoy convaleciente de una operación en la que me extirparon la vesícula biliar a causa de mis malos hábitos alimenticios.
Hábitos que fuí adquiriendo poco a poco, de la misma manera en que adquirí buenos.

Durante mi infancia tuve la fortuna de aprender a alimentarme correctamente, además de muchas otras cosas útiles y buenas.

Durante toda mi vida procuré seguir éstos buenos hábitos alimenticios, además de ejercitar mi cuerpo para mantenerlo sano.

Sin embargo, en tiempos de crisis, en tiempos en que las cosas parecieran caerse sobre mí, mis viejos hábitos aparecen y terminan por lastimarme.

Hace 16 años, a raíz de una grave crisis económica en la que perdimos nuestra casa y nuestro negocito tuve un ataque de dolor abdominal el cual me fué alivianado con medicamentos.

Me fué difícil sobrellevar la crisis, pero justo cuando todo se oscureció, brilló la luz de Dios y me hizo entrar a un mundo distinto, un mundo de fé en El.

En éste mundo he tenido fuertes recaidas emocionales y El me ha seguido sosteniendo. No es sencillo cuando todo es distinto a la manera en que por 36 años viví.

La alimentación es muy distinta por éstos lugares y poco a poco fuí cediendo a los malos hábitos alimenticios y a la presión de la nostalgia por otro lugares y otras personas.

Todo ello redundó en una operación urgente de vesícula. En todo el proceso, mi fé me sostuvo y le pido a Dios me siga sosteniendo.
En el hospital le pregunté a Dios: "porqué, Señor?" y recordé la Palabra de Dios que había leido unos días antes: La historia de la curación del ciego.
Los discípulos le preguntaron a Jesús: ¿quien pecó, Señor? ¿sus padres o él para que naciera ciego?
Y Jesús contestó: ¨ni sus padres ni él, el Padre lo permite para que se manifieste en él su gloria.

Estas palabras de Jesús revolotearon en todo momento en mi cabeza. Tenía yo la certeza de estar cuidada personalmente por él. Mis oraciiones en todo momento estuvieron pidiendo fortaleza y pidiendo por los otros enfermos que me rodeaban.

Y entonces me dí cuenta de en dónde puedo servir a Dios:
haciendo apostolado en los hospitales cuidando enfermos que lo necesiten, llevando la Palabra de Dios a ellos, llevando consuelo a su dolor.

Me dí cuenta que soy una persona que tiene conocimientos sobre muchas cosas y que en mi casa sólo ayudo a mis hijos y mi esposo.
No es que yo lo haya decidido así. Las personas que me rodean son muy distintas a las que siempre me rodearon antes de llegar acá.

En éste sitio hay mucha ignorancia acerca de tantas cosas y las personas se niegan a aceptarlo, cegadas por el dinero y el nuevo poder adquisitivoo que tienen.

El personal médico es incapaz de sobrellevar las enfermedades que la misma gente se provoca con su manera de vivir y con la poca cultura sobre salud que tienen.
No saben cuidar de sí mismos y mucho menos de otros.

Es por ello que en cuanto tenga oportunidad, después de ir al Santuario de la Virgen a agradecer su ayuda, iré con el nuevo párroco para ofrecer mis servicios como apostolado en hospitales o en casas para cuidar de los enfermos de la Parroquia.

Algún servicio puedo ofrecer a los demás que les haga falta.
Y tampoco me abandonó la canción "Tuyo soy".