Las caricias de Dios

Autor:
Periquin pericón


Hola:
Soy un  pequeño huevo. Mi mami me mantiene calientito. Mi mami y mi papi han construido un nido en lo alto de un árbol para mí y mis hermanitos.

Dentro de mi huevo, Dios me habla, me dice que mis alas se llenaran de plumas y serán tan fuertes que podrán sostener el peso de mi cuerpo..

-¿Para qué necesito yo tener dos alas fuertes?-le pregunto entonces a Dios.
-Para que vueles por los aires.

-Ah, los aires ¿qué son, Dios?
- Una caricia que he dado al mundo para demostrarle a mis criaturas cuánto las amo.

-Y con mis alas podré volar entre tus caricias'

-Si. Y ¿sabes, periquín? Tú eres parte de mi plan. Tengo reservada para tí una gran misión. Y para ello, necesito que tengas alas fuertes.

-Eso suena super!!!
-Y... ¿cuál  es ésa misión?-pregunto, cayendo en la cuenta de que aún no me lo ha explicado Dios.

- Con tus alas, podrás volar muy alto. Podrás ayudarme a llenar el mundo de árboles, de plantas para que sea un lugar hermoso. ¿Te gustaría ayudarme, periquín?

-Por supuesto- contesto entusiasmado. Ya deseo poder hacer lo que tú quieres que yo haga.

-Dentro de poco, nacerás y entonces conocerás el mundo. No te enojes si no es como tú lo esperas. Necesito de muchos como tú para que sea todo lo hermoso que debe ser. Tal como está en éste momento, tal vez no te agrade..... pero tú eres parte del gran plan que tengo.

Tal vez antes de regresar a mi lado, no alcances a ver con tus ojos lo bello que será, pero te aseguro que lo podrás ver a mi lado desde arriba y juntos reiremos y gozaremos de tanta belleza.

-Super!!!

Entonces me miró Dios con una mirada que me pareció algo triste.

-Debo decirte, pequeño que debes ser cuidadoso. Hay otros seres que tratarán de impedir que realices lo que debes hacer.

. Oh, oh... éso no suena bien.

-No- me dice todavía más tirste Dios. Debes cuidarte sobre todo de un ser al que amo mucho, pero que desgraciadamente no es tan inteligente como tú. Se llama hombre y entre tus ocupaciones estará el enseñarle a valorarte, a amarte y a respetarte.

- ¿Y ése "hombre" como tú le llamas es muy malo?

-No, no lo es. Si lo fuera, no te enviaría con tan hermosa misión. Es simplemente atolondrado, un poco ignorante y muy necio porque no ha tenido la fortuna de contar con un corazón tan grande como el tuyo. ¿sabes una cosa?- continuó Dios?

Sin contestar, lo miro esperando que continué. Me intriga ése ser llamado "hombre" del que dice Dios debo cuidarme.

-Lo he dotado de un gran cerebro- continúa Dios- tan grande que lo llena con muchas cosas inservibles, cuando sólo basta una: amar como tú lo sabes hacer.
Es por ello, que no alcanza a ver lo mismo que tú ves.
¿Me prometes ser paciente con él, me prometes perdonarlo cuando llegue a herirte? porque seguramente lo hará.- me dijo apesadumbrado.

-Te lo prometo, Dios- contesto a pesar de no entender totalmente lo que me dice.


Hoy he nacido!!!. Mi pico ha abierto un agujero en el huevo en el que he vivido. Mis ojos admiran a mi mamá y a mi papá. Sé que lo son, porque los he escuchado.

Hoy he recibido mi primer lección de vuelo. Estoy ansioso por volar y hacer lo que Dios me dijo que hiciera.

Por fin!!! Hoy es el gran día. Mis alas están listas para volar muy alto.
Mi mamá me acompaña a volar, me enseña los mejores lugares dónde comer deliciosas semillas. Me enseña cómo cubrirme del frío,. de la lluvia, en fin.  Estoy muy contento.





Hoy algo me ha herido. De pronto, al volar sentí en mi alita un dolor muy fuerte. Algo me golpeó. Afortunadamente he podido volar y alojarme en un árbol cercano.
Oh, oh.... un ser extraño me ha tomado entre sus manos y me ha llevado a un lugar muy pequeño donde no puedo volar.

Hoy me he dado cuenta quien me ha traído aquí. Es el "hombre" del que Dios me habló.

No es malo, como dijo Dios, no sabe para qué fuí enviado. Me habla, pretende que contesté, quiere que cante y que lo alegre. Pero ésa no es la misión que Dios tiene para mí.

Es cierto que canto muy bonito, pero no es para el hombre para quien lo hago, sino para Dios que me ama tanto.

¿Habrá una manera en que el hombre se dé cuenta del dolor que me causa?
No... no creo. Tal vez ni siquiera crea que soy importante. Me doy cuenta porque pretende que haga lo que él quiere, sin importarle si deseo o no hacerlo.

Oh, Dios. Lamento mucho haber fallado en la misión que me encomendaste.  ¿sabes? no he podido sembrar muchas semillas, me captuó el hombre antes de que pudiera hacerlo.

Hoy he sentido que la tristeza llena mi corazón, siento tanta que la oscuridad va llenando mi vista.




-Hola, periquín- escucho entre sueño la voz de Dios. Hoy has regresado a mi lado. Eres bienvenido de vuelta.

-Dios, perdóname por no haber sido cuidadoso, perdóname por no haber podido sembrar muchas semillas.


-No te preocupes, periquín. La semilla que deseaba sembraras, hoy ha empezado a dar fruto.
¿recuerdas al pequeño niño que trató de alimentarte?
Hoy ha aprendido que los animales deben ser libres, que los pájaros deben volar por los cielos y no estar enjaulados porque mueren fácilmente.

Estoy seguro que nunca volverá a enjaular a un pájaro, ni a permitir que otro pájaro sea enjaulado.
Ha valido la pena, periquín?

-Si, Dios. Ha valido la pena. Muchos pájaros podrán volar libres, porque por lo menos un niño no volverá a enjaularlos. Espero que pronto podamos ver nuevos árboles, llenos de pájaros cantando alabanzas a Tí, mi Dios.

Dios ha sonreído. Es tan hermoso cuando lo hace, que si el hombre pudiera verlo, seguramente se apresuraría a hacer su voluntad que no es otra más que seamos felices.

Dios nos ama tanto. Es triste que el hombre no pueda verlo.