Son muchos los casos de sanación que ocurren en la tierra de Jesús, en la Tierra Santa, pero particularmente, cada vez son más lo que se registran en la localidad de Magdala, ubicada a las orillas del Mar de Galilea.
Esto no es extraño, tomando en cuenta que también cada vez son más los fieles que buscan la intercesión de santa María Magdalena para pedir por su conversión o por la sanación de cuerpo y alma, de ellos o de algún ser querido.
El sacerdote mexicano Juan Solana LC., director y fundador del Proyecto Magdala en Tierra Santa, explica que esto último se debe al hecho de que la gente tiene claro que María Magdalena fue curada por Jesús y tuvo una conversión radical operada por Él.
Desde la fe platicó con Celine Kelly, consagrada del Regnum Christi, y quien durante varios años ha recibido la visita de miles de turistas en el complejo Magdala, para conocer algunos casos de sanación que han ocurrido en aquel lugar, de manera particular en la “Capilla del Encuentro”, dentro de la iglesia Duc In Altum.
Una doble sanación
En octubre de 2016, llegó a la iglesia Duc In Altum, dentro del complejo Magdala, un grupo de 73 hermanos evangélicos, junto con su pastor. Celine había sido la encargada de atender a este grupo de turistas, entre los cuales se encontraba una anciana canadiense en silla de ruedas a causa de una esclerosis múltiple.
En la “Capilla del Encuentro”, en el que se halla una pintura del artista Daniel Cariola que representa la curación de la hemorroisa, les explicó el pasaje bíblico de aquella mujer que tocó el manto del Señor y quedó sanada.
Después del relato, varios de los presentes se mostraban visiblemente conmovidos, por lo que el pastor decidió quedarse a orar en ese lugar. Tras entonar algunos cantos, todos oraron por la mujer canadiense.
“Más tarde –recuerda Celine– ella compartió con el grupo que en aquella capilla el Señor le había asegurado que sería sanada“.
Desde Magdala, el grupo se dirigió al Río Jordán. Narra la consagrada del Regnum Christi que allí el marido de la mujer la empujó en silla de ruedas adentro del agua. “La mujer se puso en pie y salió caminando, completamente curada. Después de eso, estuvo caminando ágilmente al frente del grupo durante el resto de la semana de peregrinación”.
A su regreso a Canadá, se confirmó que también había sido sanada de una enfermedad célica. De aquello se enteraron en Magdala porque tiempo después el pastor regresó ahí para compartir la buena noticia de aquella doble sanación.
Sanación de la depresión
Ocho meses después, el primer sábado de junio de 2017, por la tarde, un hombre entró en la “Capilla del Encuentro”, donde se encontraba Celine dirigiendo a un grupo de sacerdotes y religiosas que estudiaban en la Universidad Pontificia de México.
El hombre se dirigió hacia ella y le preguntó: “¿Te acuerdas de mí?” La consagrada del Regnum Christi le pidió una pista, y el hombre le explicó que él había estado presente cuando la señora canadiense había sido sanada de la esclerosis múltiple.
Luego compartió su propia experiencia: había llegado a Magdala aquel mismo día, sufriendo de una profunda depresión, y a pesar de que estaba tomando mucho medicamento, no encontraba alivio a su mal.
Aquella mañana en que Celine se encontraba con los evangélicos, el hombre entró al complejo Magdala y, al descender por las escaleras y pisar las piedras de la ciudad del siglo primero que fue descubierta ahí en 2009, “inmediatamente sintió el fuego del Espíritu Santo brotando desde sus pies, abrazando todo su ser y sanándolo completamente”.
Aquel día no comunicó nada de lo sucedido a los demás, sino que esperó para comentarlo primero con su médico. A su regreso a los Estados Unidos, su doctor confirmó su sanación completa y le quitó todos los medicamentos.
Regresó a Tierra Santa solo para dar gracias a Dios por el don de su sanación.
Sanación moral-espiritual
Otro testimonio que cuenta Celine Kelly es el de una señora notablemente conmovida que se encontró mientras caminaba hacia la iglesia Duc In Altum.
Le dijo que si necesitaba algo, pero la mujer sólo le preguntó que qué había en el salón de allá abajo, refiriéndose claramente a la “Capilla del Encuentro”. Celine contestó con otra pregunta: “¿Qué encontró usted allí?, y ella le contó su historia.
Cuando era niña, había sido tomada como prostituta y llevada a Rusia. Después de diez años, finalmente pudo salir de ese ambiente y regresar a casa.
“En todos estos años –le dijo– he tratado de vivir una vida decente; pero fue hasta que bajé allí esta mañana, cuando Jesús me devolvió mi dignidad“.
Sanación en la relación con su papá
En otra ocasión –continúa explicando Celine– recibimos el testimonio de una joven universitaria que, al llegar a Magdala, su grupo fue directamente a la “Capilla del Encuentro”.
“Ahí ella recibió una gracia y un consuelo sensible, y se quedó ahí orando, mientras que su grupo siguió su tour de Magdala. En esa hora, recibió la inspiración de escribir a su papá que tanto le había hecho sufrir. Después de eso, su papá le pidió perdón y se reconciliaron. Ella fue sanada en su relación con su papá, y ya no tiene que tomar sus medicamentos para la ansiedad. Esta joven nos envió su testimonio porque quería comunicar a los demás peregrinos que Dios los ama, y Él quiere ayudarlos y que no tuvieron miedo de pedir lo que necesiten en cualquier área de su vida”.
Un testimonio más
¡Vengo a tocarte… sáname!
Esto no es extraño, tomando en cuenta que también cada vez son más los fieles que buscan la intercesión de santa María Magdalena para pedir por su conversión o por la sanación de cuerpo y alma, de ellos o de algún ser querido.
El sacerdote mexicano Juan Solana LC., director y fundador del Proyecto Magdala en Tierra Santa, explica que esto último se debe al hecho de que la gente tiene claro que María Magdalena fue curada por Jesús y tuvo una conversión radical operada por Él.
Desde la fe platicó con Celine Kelly, consagrada del Regnum Christi, y quien durante varios años ha recibido la visita de miles de turistas en el complejo Magdala, para conocer algunos casos de sanación que han ocurrido en aquel lugar, de manera particular en la “Capilla del Encuentro”, dentro de la iglesia Duc In Altum.
Una doble sanación
En octubre de 2016, llegó a la iglesia Duc In Altum, dentro del complejo Magdala, un grupo de 73 hermanos evangélicos, junto con su pastor. Celine había sido la encargada de atender a este grupo de turistas, entre los cuales se encontraba una anciana canadiense en silla de ruedas a causa de una esclerosis múltiple.
En la “Capilla del Encuentro”, en el que se halla una pintura del artista Daniel Cariola que representa la curación de la hemorroisa, les explicó el pasaje bíblico de aquella mujer que tocó el manto del Señor y quedó sanada.
Después del relato, varios de los presentes se mostraban visiblemente conmovidos, por lo que el pastor decidió quedarse a orar en ese lugar. Tras entonar algunos cantos, todos oraron por la mujer canadiense.
“Más tarde –recuerda Celine– ella compartió con el grupo que en aquella capilla el Señor le había asegurado que sería sanada“.
Desde Magdala, el grupo se dirigió al Río Jordán. Narra la consagrada del Regnum Christi que allí el marido de la mujer la empujó en silla de ruedas adentro del agua. “La mujer se puso en pie y salió caminando, completamente curada. Después de eso, estuvo caminando ágilmente al frente del grupo durante el resto de la semana de peregrinación”.
A su regreso a Canadá, se confirmó que también había sido sanada de una enfermedad célica. De aquello se enteraron en Magdala porque tiempo después el pastor regresó ahí para compartir la buena noticia de aquella doble sanación.
Sanación de la depresión
Ocho meses después, el primer sábado de junio de 2017, por la tarde, un hombre entró en la “Capilla del Encuentro”, donde se encontraba Celine dirigiendo a un grupo de sacerdotes y religiosas que estudiaban en la Universidad Pontificia de México.
El hombre se dirigió hacia ella y le preguntó: “¿Te acuerdas de mí?” La consagrada del Regnum Christi le pidió una pista, y el hombre le explicó que él había estado presente cuando la señora canadiense había sido sanada de la esclerosis múltiple.
Luego compartió su propia experiencia: había llegado a Magdala aquel mismo día, sufriendo de una profunda depresión, y a pesar de que estaba tomando mucho medicamento, no encontraba alivio a su mal.
Aquella mañana en que Celine se encontraba con los evangélicos, el hombre entró al complejo Magdala y, al descender por las escaleras y pisar las piedras de la ciudad del siglo primero que fue descubierta ahí en 2009, “inmediatamente sintió el fuego del Espíritu Santo brotando desde sus pies, abrazando todo su ser y sanándolo completamente”.
Aquel día no comunicó nada de lo sucedido a los demás, sino que esperó para comentarlo primero con su médico. A su regreso a los Estados Unidos, su doctor confirmó su sanación completa y le quitó todos los medicamentos.
Regresó a Tierra Santa solo para dar gracias a Dios por el don de su sanación.
Sanación moral-espiritual
Otro testimonio que cuenta Celine Kelly es el de una señora notablemente conmovida que se encontró mientras caminaba hacia la iglesia Duc In Altum.
Le dijo que si necesitaba algo, pero la mujer sólo le preguntó que qué había en el salón de allá abajo, refiriéndose claramente a la “Capilla del Encuentro”. Celine contestó con otra pregunta: “¿Qué encontró usted allí?, y ella le contó su historia.
Cuando era niña, había sido tomada como prostituta y llevada a Rusia. Después de diez años, finalmente pudo salir de ese ambiente y regresar a casa.
“En todos estos años –le dijo– he tratado de vivir una vida decente; pero fue hasta que bajé allí esta mañana, cuando Jesús me devolvió mi dignidad“.
Sanación en la relación con su papá
En otra ocasión –continúa explicando Celine– recibimos el testimonio de una joven universitaria que, al llegar a Magdala, su grupo fue directamente a la “Capilla del Encuentro”.
“Ahí ella recibió una gracia y un consuelo sensible, y se quedó ahí orando, mientras que su grupo siguió su tour de Magdala. En esa hora, recibió la inspiración de escribir a su papá que tanto le había hecho sufrir. Después de eso, su papá le pidió perdón y se reconciliaron. Ella fue sanada en su relación con su papá, y ya no tiene que tomar sus medicamentos para la ansiedad. Esta joven nos envió su testimonio porque quería comunicar a los demás peregrinos que Dios los ama, y Él quiere ayudarlos y que no tuvieron miedo de pedir lo que necesiten en cualquier área de su vida”.
Un testimonio más
¡Vengo a tocarte… sáname!
Testimonio de un sacerdote de la Diócesis de San Agustín en Florida, Estados Unidos, sobre su visita a Magdala:
“He tenido la oportunidad de venir cinco veces a la Tierra Santa, y en cada sitio siempre hay algo que me habla del Señor. El tener este privilegio hace aún más vivencial el camino de fe. En cada lugar se percibe la presencia viva de Jesús.
La visita a Magdala ha sido para mí un remanso en mi vida como sacerdote, como si Jesús me estuviera esperando para amarme como amó a la Magdalena, limpiándome de mis miserias humanas, arrancándome mis dudas y mis temores, y fortaleciéndome en mis miedos.
He sentido también en mi interior las mismas palabras que Jesús dirigió a la mujer adultera: “Vete en paz, tampoco Yo te condeno… no peques más”.
En esa capilla (Capilla del Encuentro) pude sentir algo extraordinario en mi interior, como si hubiera renacido a una nueva vida. Sentí como si fuese necesario ese momento para poder volver a inyectar en mi corazón una renovada esperanza en mi nueva etapa de vida que, al terminar esta peregrinación, emprenderé como párroco en mi Diócesis de San Agustín en Florida.
Magdala ha sido para mí un bálsamo de paz, un lugar de grandes inspiraciones y grandes sanaciones. Me sentí inspirado por el hermoso cuadro de la hemorroisa. Allí estaba percibiendo esa fuerza que sólo ofrece Cristo cuando me siento agarrado por la fe, esa fe que me hace proclamar con mi corazón a Mi Señor, como mi salvador, como mi todo, como la razón de ser de mi existencia y sacerdocio. Allí pude percibir, al exponer el Santísimo Sacramento, que también yo estaba siendo invadido por esa fuerza que salía de su manto, sin dejarme atrapar de las emociones, sino de lo que en realidad estaba sintiendo, una paz que comenzó a invadir mi corazón y que sólo yo estaba sintiendo en ese momento, porque con las fuerzas de mi corazón le decía al Señor: “Hoy vengo a tocarte para que me sanes.”
A partir de ahora, cada vez que tenga la oportunidad de venir a Tierra Santa, Magdala será mi prioridad, ya que mi pobre humanidad sacerdotal, necesita como la hemorroisa y María Magdalena, ser sanado por el amor maravilloso del Maestro de Galilea, de Jesús de Nazaret. Regreso feliz a mi nuevo destino. Muchas bendiciones a todos”.
Autor
Roberto Alcántara Flores
Desde la fé
“He tenido la oportunidad de venir cinco veces a la Tierra Santa, y en cada sitio siempre hay algo que me habla del Señor. El tener este privilegio hace aún más vivencial el camino de fe. En cada lugar se percibe la presencia viva de Jesús.
La visita a Magdala ha sido para mí un remanso en mi vida como sacerdote, como si Jesús me estuviera esperando para amarme como amó a la Magdalena, limpiándome de mis miserias humanas, arrancándome mis dudas y mis temores, y fortaleciéndome en mis miedos.
He sentido también en mi interior las mismas palabras que Jesús dirigió a la mujer adultera: “Vete en paz, tampoco Yo te condeno… no peques más”.
En esa capilla (Capilla del Encuentro) pude sentir algo extraordinario en mi interior, como si hubiera renacido a una nueva vida. Sentí como si fuese necesario ese momento para poder volver a inyectar en mi corazón una renovada esperanza en mi nueva etapa de vida que, al terminar esta peregrinación, emprenderé como párroco en mi Diócesis de San Agustín en Florida.
Mosaico del encuentro entre Jesús y María Magdalena. Se encuentra en una de las capillas De la Iglesia Duc In Altum de Magdala.
Magdala ha sido para mí un bálsamo de paz, un lugar de grandes inspiraciones y grandes sanaciones. Me sentí inspirado por el hermoso cuadro de la hemorroisa. Allí estaba percibiendo esa fuerza que sólo ofrece Cristo cuando me siento agarrado por la fe, esa fe que me hace proclamar con mi corazón a Mi Señor, como mi salvador, como mi todo, como la razón de ser de mi existencia y sacerdocio. Allí pude percibir, al exponer el Santísimo Sacramento, que también yo estaba siendo invadido por esa fuerza que salía de su manto, sin dejarme atrapar de las emociones, sino de lo que en realidad estaba sintiendo, una paz que comenzó a invadir mi corazón y que sólo yo estaba sintiendo en ese momento, porque con las fuerzas de mi corazón le decía al Señor: “Hoy vengo a tocarte para que me sanes.”
A partir de ahora, cada vez que tenga la oportunidad de venir a Tierra Santa, Magdala será mi prioridad, ya que mi pobre humanidad sacerdotal, necesita como la hemorroisa y María Magdalena, ser sanado por el amor maravilloso del Maestro de Galilea, de Jesús de Nazaret. Regreso feliz a mi nuevo destino. Muchas bendiciones a todos”.
Autor
Roberto Alcántara Flores
Desde la fé
ALGUNOS MOSAICOS EN LA IGLESIA