Ramón Iván Álvarez Valenzuela

Ramón Iván Alvarez es seminarista de la Dióscesis de Ensenada.
Me permito compartir su testimonio del llamado de Dios en su vida para mayor Gloria de Dios y de su Santa Iglesia.
on Sábado, 26 Marzo 2011.
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Soy Ramón Iván Álvarez Valenzuela, seminarista de la Diócesis de ensenada. Actualmente me encuentro de año de magisterio en la parroquia Santa Teresita Del Niño Jesús y me gustaría contarles mi historia vocacional que la he titulado…

Obedeciendo al llamado

Mi llamado “Habla señor que tu siervo escucha”

Fue en la fiesta de Cristo Rey del mes de noviembre de 1997, un Domingo en una misa de confirmaciones cuando se manifestó Dios a través de la voz del Obispo Don José Ulises Macías con las siguientes palabras: “Donde quiera que voy me piden sacerdotes, vengo de Nacozari y también me pidieron un sacerdote porque uno solo no basta, llego a esta comunidad y el padre Lencho me dice que se requiere otro sacerdote para que lo ayude. Yo le digo lo siguiente: denme un muchacho, un joven, y yo se los devuelvo hecho sacerdote”. Esas palabras bastaron para que mi mente y mi corazón se inquietaran; En ese momento sentí algo dentro de mí que no puedo explicar fácilmente con palabras, pero se me rodaron las lágrimas porque yo estaba orientando mi vida y una semana antes había hecho un ejercicio de orientación en el CBtis; no sabía con claridad que era lo que yo quería, pero sabía que debía ser algo bueno, algo para servir; me inclinaba a psicología o licenciado en derecho. Sin embargo desde aquel momento en aquella misa de confirmaciones algo más fuerte que yo me traspaso y me dijo que la mejor manera de servir y hacer algo bueno de mi vida para la humanidad era respondiendo a ese llamado; De ese joven que necesitaban, no sabía con claridad en qué consistía el ser sacerdote, ni todo lo que implicaba, pues no soy de una familia muy cristiana católica practicante; Yo era un simple catequista que con su interés de ayudar servía en la comunidad de Fátima, pero esa voz del Sr. Obispo, que no sabía en aquel momento a mis 17 años que tan importante sería, pues era el pastor. Esa voz, y sobre todo esas palabras: “Donde quiera que voy me piden un sacerdote, pues hay necesidad” “Denme un joven y yo se los regreso hecho sacerdote”; Esas palabras son la fuerza y el inicio de una gran aventura vocacional.
“Habla señor que tu siervo escucha”

En Julio de 1998, asistí al preseminario, lo que más recuerdo fue la dinámica del hilo, en la que con los ojos vendados vas caminando agarrándote de un hilo, vas pasando muchas dificultades; golpes, hoyos, piedras, raspones, tropiezos. Pero al final llegas a una capilla y el hilo está amarrado en la Custodia, en ese momento escuche otra frase que también marcaría mi vocación: ANIMO Y ADELANTE NO TENGAS MIEDO, y entró en mí un sentimiento de gratitud y gozo, esa dinámica fue el miércoles 27 de Julio a las 6:00 pm. El día jueves nos entrevisto el Padre Víctor Hugo y la pregunta fue; ¿Le entras?, ¡SI! Conteste, le entro.

Durante el curso Introductorio, mi estancia fue conocer y descubrir grandes verdades para mí. Ingrese al Intro el 30 de Agosto de 1999, un domingo a las 10:00pm acompañado de mis papas y dos amigas (Tania y la cuata). El primer semestre me sirvió para conocer a mis compañeros, la nueva forma de vida, sobre la Iglesia, y las clases. EL segundo semestre a través de unas dinámicas con la Psicóloga Eloísa sirvió para descubrir en mi persona virtudes y carencias, y saber como Dios se manifestaba en mí.

La frase que marco la etapa del Introductoria fue: NADIE TIENE MAYOR AMOR QUE EL QUE DA LA VIDA POR SUS AMIGOS y ustedes son mis amigos, si hacen los que yo le mando” Jn 15,13-14. Desde entonces trato de encarnarla en mi vida.

Mi llegada al Seminario Mayor fue fabulosa, había una comunidad más grande, una sana convivencia y una calurosa acogida de los hermanos hacia nosotros. El estudio de la filosofía fue apasionante, despertó en mí muchas inquietudes sobre el origen y el fin del cosmos. Las materias que más me gustaron fueron: teodicea, ética y antropología. En cuanto al lugar, como espacio físico, me sentía muy a gusto en toda la casa, pero había un espacio que se me quedo grabado y fue porque nos dieron unos ejercicios de San Ignacio, frente a ese lugar reflexione y sentí la necesidad de consagrar a Dios mi vida con la promesa Ignaciana; Esos ejercicios fueron el 2 de Enero al 6 del 2002. El lugar especial fue donde se puso el nacimiento ese año. Siempre estará grabado en mi mente y corazón. Un nacimiento de lo más sencillo en el que al contemplar la grandeza de Dios en su humanidad, me ayudo a entender al ser humano. Además en 3ro de filosofía estaba un poco desanimado porque no sabía si seguiría. Sin embargo, al contemplar el nacimiento descubrí que Dios se encarno en un niño indefenso, que en ese momento dependía de todos, hasta de los animales que le dieron calor. Al reflexionar sobre el misterio de la encarnación, escuche una voz en mi interior que me decía: Animo y adelante, no tengas miedo. Fue cuando decidí que le objetivo de mi vida llevaría como verbo principal Encarnarme en medio de mis hermanos. Y de esta manera concluí filosofía.

Durante mis años en la facultad de teología, a través de la oración, el estudio y la vida comunitaria fui afianzando el llamado. Pues, ya para ese tiempo mi duda no era tanto si Dios me llamaba; sino que el temor era descubrir la grandeza del llamado y lo limitado de mi persona, mi duda era saber si le iba a dar el fruto esperado. Posteriormente pase por una prueba muy difícil en donde todo se venía abajo, me sentí perdido: mi ser y quehacer, pero las pruebas aumentan la Fe y Fortalecen nuestra esperanza, pues, aquel que me llamo me conoce y me ama y con su gracia pude salir adelante. Son muchos los acontecimientos de esta etapa de mi vocación pero la Fe, la Esperanza y el Amor que brotan de la confianza en que Dios es mi Padre, que Jesucristo es mi Hermano Mayor y que el Espíritu Santo es mi amigo, me dan ánimo para seguir adelante. Gracias a toda mi experiencia de vida y al proceso vocacional que he pasado aprendí que la verdadera teología se hace en la vida y de rodillas frente al Señor, por eso sigo en el combate quiero compartir los gozos y sufrimientos de mis hermanos, ahora desde estas tierras por que el llamado es un misterio y por algo he llegado hasta aquí. Sólo me basta decir gracias Señor por la experiencia de este llamado.

Gracias por todo, me encomiendo a sus Oraciones y cuenten con las mías.

Animo y Adelante…


Su amigo y hermano Ramón Jn 15,13