Carta del padre Jacques Hamel a sus asesinos

NOTA DE PUNTADAS CATOLICAS
Está circulando una carta escrita en nombre del Padre Jacques Hamel, sacerdote asesinado mientras daba misa en su parroquia.

Un sacerdote anciano que renunció a vivir en la jubilación, para entregarse hasta el último momento sirviendo a Cristo y a su Iglesia, sabiendo que hay pocos sacerdotes para atender tantas necesidades espirituales que tenemos.

El sacerdote es quien através de sus manos, su boca, sus oídos baja el cielo y lo acerca a nosotros.

El Papa Francisco dijo al ser cuestionado sobre éste asesinato que igual duelen los miles de cristianos que mueren a manos del terrorismo en tantos lugares del mundo en la actualidad.
Palabras que me hablan del gran amor de los sacerdotes hacia nosotros, que somos las ovejas del gran rebaño de Cristo, al igual que ellos.

Ellos están consagrados (reservados) para una función dentro de la Iglesia: conducir a las ovejas y ser al mismo tiempo, ovejas. Pastores con olor a ovejas como dice el Papa Francisco.

Todos somos sacerdotes desde que somos bautizados, por lo tanto, todos en un momento dado podemos dar los Sacramentos en casos extremos, lo cual nos habla de que la Iglesia de Cristo sigue viva en cuanto existamos fieles creyentes, ovejas de su rebaño.

La carta que circula es la siguiente. Y puede ser las palabras de cualquier sacerdote consagrado y cualquier sacerdote por el bautizo.


Soy el padre Jacques Hamel, el sacerdote francés a quien ustedes mataron hoy en su iglesia. Soy el sacerdote que seguía a Jesús para vivir de su ejemplo.

Me mataron por su odio. Creen que soy un pecador “pero yo les digo: amen a sus enemigos y oren por los que los persiguen, para que sean hijos de su Padre que está en el cielo. Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen, 45 para que sean hijos de su Padre que está en el cielo. Él hace que salga el sol sobre malos y buenos, y que llueva sobre justos e injustos” (Mateo 5, 44-45).

Después de todo, ustedes no conocen a Dios en absoluto, y el dios en cuyo nombre matan personas no es nuestro Dios y yo les digo a ustedes y a todos los que odian: “Ustedes, por el contrario, amen a sus enemigos, háganles bien y denles prestado sin esperar nada a cambio. Así tendrán una gran recompensa y serán hijos del Altísimo, porque él es bondadoso con los ingratos y malvados. Sean compasivos, así como su Padre es compasivo. No juzguen, y no se les juzgará. No condenen, y no se les condenará. Perdonen, y se les perdonará. Den, y se les dará: se les echará en el regazo una medida llena, apretada, sacudida y desbordante. Porque con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes”.

Ustedes me han hecho un regalo que trabajé mucho por alcanzar, que es encontrarme con el Señor, mi Dios, rápidamente. Me han hecho el favor de mi vida. Me han matado en el altar de mi Señor, en la iglesia y me he convertido en mártir del Amor, diciendo: “¿Dónde, oh muerte, está tu victoria? ¿Dónde, oh muerte, tu aguijón” (1 1 Corintios 15,55).

Yo descanso hoy eternamente, mientras ustedes permanecen sufriendo. Rezo para que se arrepientan y les digo: “No se asombren de esto; llega la hora en que todos los que estén en los sepulcros oirán mi voz. Los que obraron el bien resucitarán para la vida, pero los que obraron el mal irán a la condenación” (Juan 5, 28-29).

¿Están intentando matarnos, porque somos infieles? ¿No somos todos hermanos y tenemos un solo Dios? Pero concuerdo con ustedes en que nuestro Dios es distinto al suyo. “En verdad les digo: el que cree tiene vida eterna” (Juan 6, 47).

Hoy recibí la Eucaristía y ¿saben lo que Dios dice sobre su carne? “El que come mi carne y bebe mi sangre vive de vida eterna, y yo lo resucitaré el último día (Juan 6, 54). Estoy resucitado y contemplando el rostro de Dios. Rezo por ustedes, para que se arrepientan y contemplen un día el rostro de Dios no fuego.

Los que les han prometido a ustedes el cielo matando a sus hermanos, les están llevando a la muerte. “Y esta es la promesa que Él nos hizo: la vida eterna(1 Juan 2, 25). Yo viviré para siempre y les deseo que conozcan esa vida y la eternidad es con Cristo y con nadie más.

A pesar de su odio y del hecho de que me mataran, yo les amo.